Comunicado feminista
a la Fiscalía, Tribunales y demás instituciones administradoras de justicia.
Las trampas del patriarcado
Nosotras como red de colectivos de feministas y socialistas estamos en pie de lucha por la erradicación de la violencia contra las mujeres, componente integral e indisoluble en la construcción de una sociedad socialista, solidaria y pacífica. La violencia contra las mujeres, es una manifestación extrema de la discriminación machista y una violación a los derechos humanos que atenta contra la igualdad y la paz social. Para la mentalidad machista mujeres, hijas e hijos deben estar bajo la subordinación total a los hombres.
Ocurre con relativa frecuencia, que hay maltratadores que no pudiendo ejercer violencia de manera directa, porque ha ocurrido la separación, utilizan a hijas e hijos como arma para acosar, agobiar y amenazar. Se trata de seguir hiriendo psicológicamente a la mujer y seguir controlándola a través del acceso a las y los menores. Muchos maltratadores que antes no se interesaban por sus hijos o hijas, que no proporcionan apoyo económico ni emocional,
pretenden ante la sociedad, ser padres amantísimos y correctos. E incluso en su deseo de control, van mucho más allá, y demandan la custodia, con acusaciones a sus ex-parejas, usando herramientas jurídicas como la LOPNA, porque saben que el mayor sufrimiento para las mujeres es alejarlas de sus hijas e hijos.
A pesar de que en Venezuela contamos con un extraordinario instrumento legal como la Ley Orgánica por el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, aún continúa el patriarcado mental presente en nuestra administración de justicia, es más, se ha instalado el mito machista de que muchas denuncias son falsas, y se hacen simplemente para perjudicar a los hombres. Y se sigue presentando a las mujeres según los mitos de siempre, malévolas, manipuladoras, perversas, carentes de credibilidad, embusteras, malas e inadecuadas incluso en sus funciones como madres. Está comprobado que la probabilidad de que pidan la custodia única de sus hijos/as es doble en hombres que pegan a su mujer, que en padres que no son violentos. Diversas investigaciones muestran que en aproximadamente el 70% de los casos, los maltratadores han sido capaces de convencer a las autoridades de que la víctima no es apta o no merece la custodia principal. Más que comprobado está, lamentablemente con cantidad de menores que han sido sometidos a maltratos graves e incluso muerte, que hombres violentos y maltratadores continúan la espiral de violencia contra sus hijos e hijas. Y por este motivo, en muchos países se suspende la custodia a padres maltratadores, siempre en el interés superior de las y los menores.
Esto es lo que está ocurriendo a nuestra hermana Daniella Inojosa, conocida por todas y todos como la China. compañera militante del feminismo y del proceso revolucionario, reconocida por su esfuerzo en el apoyo a la coordinación del Gran Polo Patriótico, quien viene siendo acosada y perseguida por su ex-pareja Carlos Javier Martínez, C.I. 11032693, quien ha interpuesto toda serie de denuncias falsas sobre el cuidado que recibe la hija de ambos, y que convive con su madre, basándose de manera viciosa en la LOPNA,
apoyándose en los prejuicios machistas patriarcales que aún subsisten en la administración de justicia e invirtiendo dinero y presiones en un acorralamiento judicial y económico. La trama jurídica compleja y revictimizadora de Daniella y su hija, con denuncias y causas interpuestas en distintas fiscalías, implica que deben dedicar grandes cantidades de tiempo a atender citas y comprobar la verdad, prácticamente abandonando trabajo y estudios, además de sufrir un desgaste emocional importante, miedo e incluso peligro real de atentados físicos, que pudieran llegar a ser mortales. Resulta inaceptablemente discriminatorio que se consideren válidas acusaciones basadas en la condición feminista de nuestra compañera Daniella, y muy grave que no se tomen en consideración las opiniones y declaraciones de su hija, que testimonian las reiteradas amenazas de que ha sido objeto por parte de su padre, que incluyen armas de fuego y ebriedad frecuente.
Por todo esto, no solamente manifestamos nuestra solidaridad feminista amorosa y sororal a Daniella y a su hija. Consideramos además que este caso emblemático no es aislado, es un síntoma de las múltiples situaciones de indefensión en que se encuentran muchas mujeres venezolanas, por lo cual, solicitamos a las autoridades:
Nosotras como red de colectivos de feministas y socialistas estamos en pie de lucha por la erradicación de la violencia contra las mujeres, componente integral e indisoluble en la construcción de una sociedad socialista, solidaria y pacífica. La violencia contra las mujeres, es una manifestación extrema de la discriminación machista y una violación a los derechos humanos que atenta contra la igualdad y la paz social. Para la mentalidad machista mujeres, hijas e hijos deben estar bajo la subordinación total a los hombres.
Ocurre con relativa frecuencia, que hay maltratadores que no pudiendo ejercer violencia de manera directa, porque ha ocurrido la separación, utilizan a hijas e hijos como arma para acosar, agobiar y amenazar. Se trata de seguir hiriendo psicológicamente a la mujer y seguir controlándola a través del acceso a las y los menores. Muchos maltratadores que antes no se interesaban por sus hijos o hijas, que no proporcionan apoyo económico ni emocional,
pretenden ante la sociedad, ser padres amantísimos y correctos. E incluso en su deseo de control, van mucho más allá, y demandan la custodia, con acusaciones a sus ex-parejas, usando herramientas jurídicas como la LOPNA, porque saben que el mayor sufrimiento para las mujeres es alejarlas de sus hijas e hijos.
A pesar de que en Venezuela contamos con un extraordinario instrumento legal como la Ley Orgánica por el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, aún continúa el patriarcado mental presente en nuestra administración de justicia, es más, se ha instalado el mito machista de que muchas denuncias son falsas, y se hacen simplemente para perjudicar a los hombres. Y se sigue presentando a las mujeres según los mitos de siempre, malévolas, manipuladoras, perversas, carentes de credibilidad, embusteras, malas e inadecuadas incluso en sus funciones como madres. Está comprobado que la probabilidad de que pidan la custodia única de sus hijos/as es doble en hombres que pegan a su mujer, que en padres que no son violentos. Diversas investigaciones muestran que en aproximadamente el 70% de los casos, los maltratadores han sido capaces de convencer a las autoridades de que la víctima no es apta o no merece la custodia principal. Más que comprobado está, lamentablemente con cantidad de menores que han sido sometidos a maltratos graves e incluso muerte, que hombres violentos y maltratadores continúan la espiral de violencia contra sus hijos e hijas. Y por este motivo, en muchos países se suspende la custodia a padres maltratadores, siempre en el interés superior de las y los menores.
Esto es lo que está ocurriendo a nuestra hermana Daniella Inojosa, conocida por todas y todos como la China. compañera militante del feminismo y del proceso revolucionario, reconocida por su esfuerzo en el apoyo a la coordinación del Gran Polo Patriótico, quien viene siendo acosada y perseguida por su ex-pareja Carlos Javier Martínez, C.I. 11032693, quien ha interpuesto toda serie de denuncias falsas sobre el cuidado que recibe la hija de ambos, y que convive con su madre, basándose de manera viciosa en la LOPNA,
apoyándose en los prejuicios machistas patriarcales que aún subsisten en la administración de justicia e invirtiendo dinero y presiones en un acorralamiento judicial y económico. La trama jurídica compleja y revictimizadora de Daniella y su hija, con denuncias y causas interpuestas en distintas fiscalías, implica que deben dedicar grandes cantidades de tiempo a atender citas y comprobar la verdad, prácticamente abandonando trabajo y estudios, además de sufrir un desgaste emocional importante, miedo e incluso peligro real de atentados físicos, que pudieran llegar a ser mortales. Resulta inaceptablemente discriminatorio que se consideren válidas acusaciones basadas en la condición feminista de nuestra compañera Daniella, y muy grave que no se tomen en consideración las opiniones y declaraciones de su hija, que testimonian las reiteradas amenazas de que ha sido objeto por parte de su padre, que incluyen armas de fuego y ebriedad frecuente.
Por todo esto, no solamente manifestamos nuestra solidaridad feminista amorosa y sororal a Daniella y a su hija. Consideramos además que este caso emblemático no es aislado, es un síntoma de las múltiples situaciones de indefensión en que se encuentran muchas mujeres venezolanas, por lo cual, solicitamos a las autoridades:
- Protección inmediata para Daniella, su hija y su familia.
- Revisión exhaustiva de las causas y las actuaciones correspondientes relacionadas con este doloroso e injusto caso.
- Justicia oportuna y efectiva, autónoma, sin presiones ni prejuicios patriarcales y sensible al género.
- Formación y revisión de los mecanismos de administración de justicia con el objetivo de alcanzar una protección efectiva de los derechos de las mujeres y las niñas.
- Abrir un debate público vinculante que permita la revisión de LOPNA y LODMVLV, en su relación y conexión para establecer los ajustes jurídicos necesarios.
Sin justicia para las mujeres y las niñas no hay justicia social
Sin feminismo no hay socialismo
La Arana Feminista, Red de Colectivos Feministas Socialistas en Venezuela.
Basta ya de Violencia Machista
Desde 1981 todos los 25 de noviembre las latinoamericanas alzamos nuestras voces en contra de la violencia machista, patriarcal o violencia de género, esa violencia que sufrimos todas las mujeres sin distingo de origen étnico o clase por el hecho de ser mujeres.
Sí, la sufrimos todas. Por lo menos una vez en la vida toda mujer se siente menospreciada por ser mujer, o ha sido acosa sexualmente en el trabajo o caminando por la calle. Y en este sistema en el que vivimos a cada paso estamos siendo violentadas simbólicamente o mediáticamente por la publicidad que entre otras cosas nos convierte en cosas que puede ser propiedad de un hombre y que le da derechos sobre nuestros cuerpos y a veces sobre nuestras vidas.
Es así, que las más de 40 individualidades, colectivos feministas y organizaciones de mujeres comprometidas con un cambio de sistema que reúne La Araña Feminista hace el siguiente llamado a todo el pueblo venezolano y especialmente a los compañeros Hugo Rafael Chávez Frías y Nicolás Maduro, las compañeras, Nancy Pérez y Gabriela Ramírez
Sí, la sufrimos todas. Por lo menos una vez en la vida toda mujer se siente menospreciada por ser mujer, o ha sido acosa sexualmente en el trabajo o caminando por la calle. Y en este sistema en el que vivimos a cada paso estamos siendo violentadas simbólicamente o mediáticamente por la publicidad que entre otras cosas nos convierte en cosas que puede ser propiedad de un hombre y que le da derechos sobre nuestros cuerpos y a veces sobre nuestras vidas.
Es así, que las más de 40 individualidades, colectivos feministas y organizaciones de mujeres comprometidas con un cambio de sistema que reúne La Araña Feminista hace el siguiente llamado a todo el pueblo venezolano y especialmente a los compañeros Hugo Rafael Chávez Frías y Nicolás Maduro, las compañeras, Nancy Pérez y Gabriela Ramírez
Comunicado de En Jaque contra Feminicidios y Violencia contra la mujer
El Colectivo En Jaque, se Manifiesta en contra de los concurrentes feminicidios que se han dado en nuestro país, y específicamente en la Ciudad de Caracas, en la última semana han sido víctimas de violencia contra la mujer por lo menos unas cinco mujeres que a manos de sus agresores han perdido la vida, además FEMINICIDIOS que han sido puesto a la luz por medios de Comunicación Privados como CRIMENES PASIONALES; y no FEMINICIDIOS, haciendo creer y justificando en el inconsciente colectivo que eso le sucede a las Mujeres porque se lo buscaron visibilizando el Sistema Machista Patriarcal que se ejerce desde los Medios de comunicación Privados.
“La importancia de este fenómeno ha hecho que la comunidad internacional legisle sobre la materia, reconociendo la violencia de género como una violación de los derechos humanos de las mujeres. La violencia de género ha sido objeto de estudio principalmente bajo el impulso del Decenio de Naciones Unidas para la Mujer (1975-1985), que contribuyó poderosamente a sacar a la luz este problema. En ese marco internacional se han producido importantes convenciones y tratados que, de acuerdo al artículo 23 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, son hoy día ley de la República. Entre los más importantes, tenemos: la Convención sobre Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer de 18 de diciembre de 1979, documento jurídico de mayor autoridad en relación con los derechos humanos de las mujeres. Asimismo, la Declaración de Naciones Unidas sobre la Eliminación de la Violencia sobre la Mujer, proclamada en 1993 por la Asamblea General con motivo de la Conferencia Mundial de los Derechos Humanos, entre otras”. (Ley Orgánica Sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, p- 2).
Así como también denunciamos y condenamos las constantes agresiones de violencia contra la mujer han incurrido en contra de mujeres jóvenes, como casos de violación sexual, además penada en la Ley Orgánica Sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.
CASOS
Caso1: Viernes 18/05/12 Karina Omaira Martínez Suárez, de 25 años de edad, fue asesinada de un balazo en el pecho que le propino su esposo supuestamente de manera accidental. Su esposo, Gilber Torres se entregó a la policía científica. Este hecho ocurrió la noche del viernes en la Cota 905.
Caso 2: Domingo 20/05/12 Karina Guerrero, de 19 años de edad, fue “ultimada” por su pareja en unas escaleras de la invasión La Pajarera, ubicada en el barrio San Blas de Petare,
Caso 3: 20/05/12 La madre de una menor de 15 años de edad formalizó una denuncia contra un sujeto, quien fue acusado por decir obscenidades y mostrarle a su hija las partes íntimas en plena vía pública del barrio La Suiza en Paracotos, Alfredo Antonio Colina Escalona, de 30 años de edad, quedó a la orden delMinisterio Público.
Caso 4: 20/05/12 Benito Pacheco, de 59 años de edad fue detenido en la calle principal de Panaquire en el municipio Acevedo. Este fue denunciado por una joven de 26 años de edad de haberle tocado sus partes íntimas a su hija de 8 años.
Caso 5: Viernes 21/05/12 Tras las pruebas presentadas por el Ministerio Público, fue condenado a 17 años y 6 meses de prisión Hernán Piña (56), por abusar sexualmente de una adolescente, hecho ocurrido el 12 de abril de 2005, en el estado Lara, según detalla una nota de prensa.-
Caso 6: 23/05/12 Agresor de embarazada escapó de psiquiátrico; Rubén Darío Urquiano Pérez, conocido con el alías de “El Rubencito”, interceptó a una joven de 21 años que atendía su puesto de teléfonos, en el sector La Matica. La amenazó con matarla si no le decía el paradero del hermano de ella, pero la joven se negó a responder y corrió a resguardarse en su vivienda.
Caso 7: Domingo 26/05/12 Rosa Angelina Oroporte Cisneros, quien ingresó sin signos vitales al Hospital Santa Teresita de Jesúsdel municipio Independencia. La mujer colocó la denuncia de la violencia de género; y ayer tras sostener una discusión con el sujeto, éste saco un arma y le dio los tiros.
Caso 8: Viernes 25/ 05/12 Preso director de colegio en Zulia por violar a alumna de 13 años, El director de un colegio de Maracaibo fue detenido este viernes indiciado de abusar sexualmente de una menor de edad de 13 años perteneciente a la institución que regía.
Caso 9: 25/05/12 Muere a tiros jefa de RRHH del Centro Penitenciario de Los Ándes Roxanne Paola Molina Ávila (40), era abogada y se desempeñaba como jefa de RR HH en ese centro de reclusión En la noche de este jueves falleció la jefa de personal del Centro Penitenciario de la Región Andina (Cpra), luego de haber sido emboscada por varios sujetos a bordo de una moto, quienes efectuaron varios disparos a su vehículo.
Condenamos cada uno de estos casos cometidos en contra de la Integridad Física y mental de las Mujeres Venezolanas.
Exigimos la apertura de Investigaciones desde el Ministerio Público en cada caso.
Exigimos también que se realicé una investigación a los Medios de Comunicación Privados que constantemente generan desestabilización en la población con respecto a la Inseguridad Personal y cada uno de estos FEMINICIDIOS como crímenes que el último año han venido ocurriendo.
Exigimos que se investigue los intereses de Los Medios de Comunicación Privados en darle difusión a estos FEMINICIDIOS como crimines.
Exigimos a los medios de comunicación privados que dan difusión a estos Feminicidios que los categoricen como FEMINICIDIOS y no como CRIMIENES PASIONALES.
Exigimos a los órganos especialistas en el tema, que den difusión de las Estadísticas de Mujeres víctimas de Violencia hacia la Mujeres, que han perdido la vida a mano de sus agresores.
Exigimos la promoción de Campañas en Contra de la Violencia hacia Las Mujeres en Medios de Comunicación tanto Privados como del Estado y SNMP.
FIRMAS COLECTIVOS / ORGANIZACIONES / INDIVIDUALIDADES
Oriana Guerrero
Colectivo En Jaque
Alejandra Laprea
Angélica Garcia
Guarura films
Livia Vargas-González
María Virginia Meirelles Mondragón
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Migraciones y trabajo doméstico
Del retablo a la vida, construyendo ciudadanía
Migraciones y trabajo doméstico
Idania Trujillo
ALAI AMLATINA, 11/10/10.- Alicia y Edda son dos mujeres desconocidas. Sus historias no cuentan para las pasarelas de los concursos de top models ni sus rostros aparecen en las portadas de las revistas femeninas o en las pantallas de espacios publicitarios de televisión. Sus historias son duras, estremecedoras, sacuden el alma cuando una las escucha.
Mientras nos agrupábamos en círculo en una improvisada aula de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) en Quito, Ecuador, donde tuvo lugar el taller Migración, trabajo doméstico y violencia de género, dentro del Foro Social Mundial de Migraciones, recordé a las miles de mujeres asesinadas de Ciudad Juárez, México, a las tailandesas que son forzadas a vender sus cuerpos, a las colombianas, dominicanas que trabajan como verdaderas esclavas en países europeos, la mayoría indocumentadas y pobres, y a las indígenas y campesinas que están emigrando cada vez más frecuentemente para las grandes ciudades dentro de sus mismos países.
No sé porqué extraña coincidencia recordé -mientras escuchaba hablar a mujeres de Ecuador, Costa Rica, Argentina, Colombia, España, Guatemala- a la escritora cubana Dulce María Loynaz, Premio Nobel de Literatura, cuando decía que “la mujer debe ver más allá del mundo circundante, y más adentro en el mundo interior, pero no detenerse allí sino saber hacer ver a los demás lo que se ha visto”. Mujeres en círculo fueron desgranando sus memorias de dolor y de esperanza, compartiéndolas como pan trozado que pasa de mano en mano. El teatro de la liberación fue la metodología empleada por las organizadoras del taller. Y no hubo mejor manera que los trabajos en grupos para que salieran a flote las vivencias cuajadas de sensaciones y colores, de matices y perspectivas diversas como es el universo femenino.
La idea era partir de una construcción colectiva y devolver las realidades mediante el lenguaje del teatro espontáneo, que libera a las personas y sirve para conocer una problemática, dialogar sobre ella de modo horizontal y abierto; pero también para encontrar alternativas y Soluciones.
Rápidamente el escenario cambió y las mujeres se agruparon en cuatro grupos para analizar los temas: violencia sexual en espacios de trabajo doméstico, trabajo doméstico y trata de mujeres, migración nacional e internacional y su relación con el trabajo doméstico y organización social del trabajo doméstico, soluciones para visibilizar sus aportes sociales y económicos.
Más allá del escenario
Cada quien a su esquina, cada quien a liberar sus experiencias para ser contadas y compartidas. Y luego, el escenario imaginario del telón que se sube y aparecen estampas representadas de abusos, rupturas y pérdidas de identidades, migraciones forzadas, violencias, descubrimientos de orígenes, recomposición de espacios físicos, geográficos, culturales y emocionales, memoria de cuerpos que hablan de dolor pero también de esperanza y lucha organizada por hacer valer sus derechos.
El impacto de la migración como experiencia laboral sobre la condición de la mujer, lleva a la necesidad de examinar las consecuencias globales del proceso migratorio sobre esta condición. Una atenta mirada nos coloca más allá de una simple posición de observación. Existen innumerables declaraciones y recomendaciones sobre la necesidad de proteger a las migrantes y se ha forjado una agenda global en su favor, inseparable de aquella más amplia que persigue establecer relaciones de género más equitativas.
Específicamente, respecto a las mujeres migrantes y los mecanismos internacionales de protección y promoción de sus derechos humanos, los principales son la Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, de 1979), el Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo (El Cairo, 1994) y la Plataforma de Acción de la IV Conferencia Mundial de la Mujer (Beijing, 1995), propuestos por las Naciones Unidas. Pero qué hacer cuando ese cuerpo de leyes y convenios internacionales cae en un saco sin fondo. La respuesta podría ser organizar sujetos, sujetos en movimiento. En este caso particular, empoderar a las mujeres de sus posibilidades reales como sujetos de cambio por una ciudadanía universal que no sólo las proteja sino que ellas mismas sean capaces de transformarse y transformar sus realidades.
Datos que hablan por sí solos
Según ISIS Internacional (Servicio Femenino Internacional de Información y de Comunicación) (1998), las redes de trata de mujeres están especialmente activas en Suriname, donde se concentra y distribuye un alto número de brasileñas, dominicanas y colombianas que ejercen la prostitución. La trata de personas está también presente en las zonas fronterizas de países sudamericanos y centroamericanos con destino a los Estados Unidos y Canadá.
La otra cara de la trata de mujeres es la presencia de un alto contingente de latinoamericanas y caribeñas en países de Europa. Se señala que este fenómeno no puede ser analizado fuera del contexto migratorio y que las mujeres que caen en las redes de los tratantes generalmente han sido contratadas para el servicio doméstico, matrimonios acordados y prostitución.
El único documento internacional vigente relacionado con la trata es el Convenio para la Represión de la Trata de Personas y de la Explotación de la Prostitución Ajena, que data de 1949; tiene la limitación de remitir la definición de trata de mujeres a aquella que ocurre con fines de prostitución, excluyendo a un gran número de víctimas de otras formas de explotación; además, no tiene un enfoque basado en los derechos humanos. Entonces, cabría preguntarse si el cambio vendrá por aprobar más leyes o por concebir aquellas dentro del marco de políticas nacionales e internacionales que tengan en cuenta real y democráticamente a las mujeres como sujetos y no como objetos.
La relación entre migración femenina y vulnerabilidad tiene muchas fuentes: el racismo, la xenofobia, la violencia y la trata de personas, la baja escolaridad y los salarios inferiores a los mínimos establecidos, el trabajo forzado y las peligrosas condiciones de vida, la falta de acceso a servicios sociales básicos, entre otros, que se agudizan con las inequidades de género.
Las mujeres, en general se insertan en el mercado laboral en condiciones más precarias, en comparación con los varones: ganan menos, sus empleos son más precarios , sobre todo en el llamado sector no formal de la economía, tienen trayectorias laborales más interrumpidas, menor acceso a los sistemas de seguridad social, mayores niveles de desempleo y subempleo, trabajan en peores condiciones con respecto a la seguridad y la salud ocupacional y tienen que equilibrar continuamente su trabajo remunerado con sus responsabilidades familiares.
Pero quién o quiénes generan estos desequilibrios. Está claro que no son las y los migrantes. Sabemos que es el modelo patriarcal, depredador y capitalista impuesto por las corporaciones que pretenden controlar la vida de los seres humanos. Pero hasta cuándo.
Ellas vuelven al retablo, pero esta vez al de la verdadera vida. Tienen conciencia de que no es un camino fácil pero tampoco imposible. El reconocerse en sus historias propias y en la de las demás las hace crecer, les da confianza y ánimo para seguir cambiando el mundo y para reconstruirse como ciudadanas migrantes con voces propias.
----------------- Idania Trujillo es periodista del Centro Memorial Martín Luther King de Cuba (CMLK). Cobertura de la Minga Informativa de Movimientos Sociales.
Migraciones y trabajo doméstico
Idania Trujillo
ALAI AMLATINA, 11/10/10.- Alicia y Edda son dos mujeres desconocidas. Sus historias no cuentan para las pasarelas de los concursos de top models ni sus rostros aparecen en las portadas de las revistas femeninas o en las pantallas de espacios publicitarios de televisión. Sus historias son duras, estremecedoras, sacuden el alma cuando una las escucha.
Mientras nos agrupábamos en círculo en una improvisada aula de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) en Quito, Ecuador, donde tuvo lugar el taller Migración, trabajo doméstico y violencia de género, dentro del Foro Social Mundial de Migraciones, recordé a las miles de mujeres asesinadas de Ciudad Juárez, México, a las tailandesas que son forzadas a vender sus cuerpos, a las colombianas, dominicanas que trabajan como verdaderas esclavas en países europeos, la mayoría indocumentadas y pobres, y a las indígenas y campesinas que están emigrando cada vez más frecuentemente para las grandes ciudades dentro de sus mismos países.
No sé porqué extraña coincidencia recordé -mientras escuchaba hablar a mujeres de Ecuador, Costa Rica, Argentina, Colombia, España, Guatemala- a la escritora cubana Dulce María Loynaz, Premio Nobel de Literatura, cuando decía que “la mujer debe ver más allá del mundo circundante, y más adentro en el mundo interior, pero no detenerse allí sino saber hacer ver a los demás lo que se ha visto”. Mujeres en círculo fueron desgranando sus memorias de dolor y de esperanza, compartiéndolas como pan trozado que pasa de mano en mano. El teatro de la liberación fue la metodología empleada por las organizadoras del taller. Y no hubo mejor manera que los trabajos en grupos para que salieran a flote las vivencias cuajadas de sensaciones y colores, de matices y perspectivas diversas como es el universo femenino.
La idea era partir de una construcción colectiva y devolver las realidades mediante el lenguaje del teatro espontáneo, que libera a las personas y sirve para conocer una problemática, dialogar sobre ella de modo horizontal y abierto; pero también para encontrar alternativas y Soluciones.
Rápidamente el escenario cambió y las mujeres se agruparon en cuatro grupos para analizar los temas: violencia sexual en espacios de trabajo doméstico, trabajo doméstico y trata de mujeres, migración nacional e internacional y su relación con el trabajo doméstico y organización social del trabajo doméstico, soluciones para visibilizar sus aportes sociales y económicos.
Más allá del escenario
Cada quien a su esquina, cada quien a liberar sus experiencias para ser contadas y compartidas. Y luego, el escenario imaginario del telón que se sube y aparecen estampas representadas de abusos, rupturas y pérdidas de identidades, migraciones forzadas, violencias, descubrimientos de orígenes, recomposición de espacios físicos, geográficos, culturales y emocionales, memoria de cuerpos que hablan de dolor pero también de esperanza y lucha organizada por hacer valer sus derechos.
El impacto de la migración como experiencia laboral sobre la condición de la mujer, lleva a la necesidad de examinar las consecuencias globales del proceso migratorio sobre esta condición. Una atenta mirada nos coloca más allá de una simple posición de observación. Existen innumerables declaraciones y recomendaciones sobre la necesidad de proteger a las migrantes y se ha forjado una agenda global en su favor, inseparable de aquella más amplia que persigue establecer relaciones de género más equitativas.
Específicamente, respecto a las mujeres migrantes y los mecanismos internacionales de protección y promoción de sus derechos humanos, los principales son la Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, de 1979), el Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo (El Cairo, 1994) y la Plataforma de Acción de la IV Conferencia Mundial de la Mujer (Beijing, 1995), propuestos por las Naciones Unidas. Pero qué hacer cuando ese cuerpo de leyes y convenios internacionales cae en un saco sin fondo. La respuesta podría ser organizar sujetos, sujetos en movimiento. En este caso particular, empoderar a las mujeres de sus posibilidades reales como sujetos de cambio por una ciudadanía universal que no sólo las proteja sino que ellas mismas sean capaces de transformarse y transformar sus realidades.
Datos que hablan por sí solos
Según ISIS Internacional (Servicio Femenino Internacional de Información y de Comunicación) (1998), las redes de trata de mujeres están especialmente activas en Suriname, donde se concentra y distribuye un alto número de brasileñas, dominicanas y colombianas que ejercen la prostitución. La trata de personas está también presente en las zonas fronterizas de países sudamericanos y centroamericanos con destino a los Estados Unidos y Canadá.
La otra cara de la trata de mujeres es la presencia de un alto contingente de latinoamericanas y caribeñas en países de Europa. Se señala que este fenómeno no puede ser analizado fuera del contexto migratorio y que las mujeres que caen en las redes de los tratantes generalmente han sido contratadas para el servicio doméstico, matrimonios acordados y prostitución.
El único documento internacional vigente relacionado con la trata es el Convenio para la Represión de la Trata de Personas y de la Explotación de la Prostitución Ajena, que data de 1949; tiene la limitación de remitir la definición de trata de mujeres a aquella que ocurre con fines de prostitución, excluyendo a un gran número de víctimas de otras formas de explotación; además, no tiene un enfoque basado en los derechos humanos. Entonces, cabría preguntarse si el cambio vendrá por aprobar más leyes o por concebir aquellas dentro del marco de políticas nacionales e internacionales que tengan en cuenta real y democráticamente a las mujeres como sujetos y no como objetos.
La relación entre migración femenina y vulnerabilidad tiene muchas fuentes: el racismo, la xenofobia, la violencia y la trata de personas, la baja escolaridad y los salarios inferiores a los mínimos establecidos, el trabajo forzado y las peligrosas condiciones de vida, la falta de acceso a servicios sociales básicos, entre otros, que se agudizan con las inequidades de género.
Las mujeres, en general se insertan en el mercado laboral en condiciones más precarias, en comparación con los varones: ganan menos, sus empleos son más precarios , sobre todo en el llamado sector no formal de la economía, tienen trayectorias laborales más interrumpidas, menor acceso a los sistemas de seguridad social, mayores niveles de desempleo y subempleo, trabajan en peores condiciones con respecto a la seguridad y la salud ocupacional y tienen que equilibrar continuamente su trabajo remunerado con sus responsabilidades familiares.
Pero quién o quiénes generan estos desequilibrios. Está claro que no son las y los migrantes. Sabemos que es el modelo patriarcal, depredador y capitalista impuesto por las corporaciones que pretenden controlar la vida de los seres humanos. Pero hasta cuándo.
Ellas vuelven al retablo, pero esta vez al de la verdadera vida. Tienen conciencia de que no es un camino fácil pero tampoco imposible. El reconocerse en sus historias propias y en la de las demás las hace crecer, les da confianza y ánimo para seguir cambiando el mundo y para reconstruirse como ciudadanas migrantes con voces propias.
----------------- Idania Trujillo es periodista del Centro Memorial Martín Luther King de Cuba (CMLK). Cobertura de la Minga Informativa de Movimientos Sociales.
Qué dijeron los medios
Vea aquí lo que apareció en los medios sobre nuestra Concentración
palabrademujer.wordpress.com
http://www.albatv.org/Ni-un-feminicidio-mas,1268.html
¿Quiere saber qué diferencia hay entre Femicidio y Feminicidio?
Del femicidio al feminicidio.
Marcela Lagarde
Disponible en: http://www.revistas.unal.edu.co/index.php/jardin/article/view/8343/8987
Ni un feminicidio más. Requiém para Jennifer Carolina
Luisana Gómez Rosado
CEM-UCV
Fundación Juan Vives Suriá de la DdP
Alba Carosio
CEM-UCV
”…Pero las que vemos son las que fueron asesinadas,
observamos la punta del iceberg cuando vemos a las asesinadas,
lo que está abajo es lo que sostiene la violencia contra las mujeres”.
Marcela Lagarde, 2006
El femicidio en nuestro país no es cosa extraordinaria
por livia vargas
Carolina otra muerta mas
El femicidio en nuestro país no es asunto extraordinario. No es difícil ver con frecuencia en los periódicos la noticia de alguna mujer que ha sido asesinada por razones de su sexo. Generalmente se trata de un varón quien, adjudicándose la propiedad de la mujer, termina por darle muerte.
Sin embargo, el que no sea extraordinario nos ha llevado a ver esta práctica con total naturalidad. La naturalización de la violencia doméstica y el femicidio, aunque hayan leyes para “prevenirla” o “castigarla”, hace que veamos la muerte de una mujer como un dato más de la violencia social.
Hoy miramos con estupor la muerte de Carolina, y la miramos con estupor porque hace pocas semanas pudimos enterarnos por internet de su reciente hospitalización producto de los golpes que su marido “el Inca Valero”, campeón mundial de boxeo, le propinara.
Los eventos de violencia de género por parte de Valero ya venían siendo públicos desde el 2007, cuando había sido denunciado por agresiones a su madre y a su hermana.
A mediados de marzo de este año Carolina, su esposa, es hospitalizada de emergencia en el Hospital Universitario de Los Andes (Mérida), producto de los golpes que le diera el Inca Valero. En esa oportunidad, el Cicpc lo detiene luego de que médicos del HULA lo denunciaran, no sólo por el estado de gravedad en el que había dejado a su esposa, sino por las amenazas y agresiones hacia médicos y enfermeras.
Lamentablemente, el “Inca Valero” fue puesto en libertad luego de que su esposa retirara la denuncia y declarara que los golpes se debían a una caída por las escaleras.
Hoy, 18 de abril, el campeón es nuevamente detenido. Esta vez, Carolina no tuvo tiempo de retirar la denuncia; estaba muerta, había sido asesinada por su esposo. ¿Y por qué había que esperar a su muerte para detenerlo? ¿Por qué había que dejar en la vulnerabilidad emocional y física de Carolina la potestad de retirar o mantener una denuncia? ¿Por qué el Estado permitió que la violencia del campeón lograra la muerte de Carolina? Al parecer, al cuerpo de las mujeres sigue sin serle reconocida su soberanía y, a su vez, la representatividad de un hombre puede hacerlo gozar de ciertos privilegios e impunidades. El carácter de representante y figura deportiva nacional del “Inca”, seguramente haya generado a su alrededor un manto de protecciones y de complicidades por parte del Estado que lo hacían inmune ante cualquier denuncia. La muerte de Carolina era una muerte evitable.
El Estado venezolano debía actuar, sobre la base del reconocimiento de las vulnerabilidades y amenazas a las que una mujer agredida suele estar sometida. El Estado debía darle garantías a Carolina para sentirse segura de mantener la denuncia. El Estado debía darle legitimidad a las declaraciones de terceros que habían dado cuenta de las agresiones que Valero había ejercido sobre el cuerpo de su esposa. Sin embargo, el Estado no lo hizo, no podía atacar a su “campeón mundial”, no podía poner en cuestión la imagen de quien representa a la “nación”.
Por otro lado, el silencio invade los predios del Ministerio de la Mujer, que ante las denuncias hechas respecto a las agresiones del “Inca”, no se manifestó.
Pero también las feministas tuvimos responsabilidad al no ejercer medidas de presión y de denuncia públicas en las que cientos de mujeres vieran un lugar desde el cual alzar la voz y enfrentarse a todo cuanto las oprime. No actuamos, no salimos a la calle a exigir al Estado y sus instituciones el castigo al “campeón” por las agresiones a su esposa. No salimos a exigirle al Estado que no es desde la formalidad del derecho positivo que la violencia de género se combate. No, no salimos a la calle.
Ante cada mujer amenazada, alcemos la voz,
Ante cada mujer violentada y violada, alcemos la voz,
Ante cada femicidio, alcemos la voz,
Ante cada muerte por abortos clandestinos, alcemos la voz,
Ante cada mujer víctima de la trata, alcemos la voz,
Ante cada mujer acosada en el trabajo, alcemos la voz.
Ni un femicidio más!!!!!
Ni una muerta más por abortos clandestinos!!!
Ni un asesinato más producto de la homofobia!!!!!
Cárcel para el Inca Valero y justicia para Carolina!!!!!!
Livia Vargas
Todo reformismo se caracteriza por el utopismo de su estrategia y el oportunismo de su táctica (Mayo Francés, Sorbonne, 1968).
Aliviar la miseria no significa destruirla; suavizar el mal no es extirparlo (Flora Tristán, Unión Obrera).
Sin embargo, el que no sea extraordinario nos ha llevado a ver esta práctica con total naturalidad. La naturalización de la violencia doméstica y el femicidio, aunque hayan leyes para “prevenirla” o “castigarla”, hace que veamos la muerte de una mujer como un dato más de la violencia social.
Hoy miramos con estupor la muerte de Carolina, y la miramos con estupor porque hace pocas semanas pudimos enterarnos por internet de su reciente hospitalización producto de los golpes que su marido “el Inca Valero”, campeón mundial de boxeo, le propinara.
Los eventos de violencia de género por parte de Valero ya venían siendo públicos desde el 2007, cuando había sido denunciado por agresiones a su madre y a su hermana.
A mediados de marzo de este año Carolina, su esposa, es hospitalizada de emergencia en el Hospital Universitario de Los Andes (Mérida), producto de los golpes que le diera el Inca Valero. En esa oportunidad, el Cicpc lo detiene luego de que médicos del HULA lo denunciaran, no sólo por el estado de gravedad en el que había dejado a su esposa, sino por las amenazas y agresiones hacia médicos y enfermeras.
Lamentablemente, el “Inca Valero” fue puesto en libertad luego de que su esposa retirara la denuncia y declarara que los golpes se debían a una caída por las escaleras.
Hoy, 18 de abril, el campeón es nuevamente detenido. Esta vez, Carolina no tuvo tiempo de retirar la denuncia; estaba muerta, había sido asesinada por su esposo. ¿Y por qué había que esperar a su muerte para detenerlo? ¿Por qué había que dejar en la vulnerabilidad emocional y física de Carolina la potestad de retirar o mantener una denuncia? ¿Por qué el Estado permitió que la violencia del campeón lograra la muerte de Carolina? Al parecer, al cuerpo de las mujeres sigue sin serle reconocida su soberanía y, a su vez, la representatividad de un hombre puede hacerlo gozar de ciertos privilegios e impunidades. El carácter de representante y figura deportiva nacional del “Inca”, seguramente haya generado a su alrededor un manto de protecciones y de complicidades por parte del Estado que lo hacían inmune ante cualquier denuncia. La muerte de Carolina era una muerte evitable.
El Estado venezolano debía actuar, sobre la base del reconocimiento de las vulnerabilidades y amenazas a las que una mujer agredida suele estar sometida. El Estado debía darle garantías a Carolina para sentirse segura de mantener la denuncia. El Estado debía darle legitimidad a las declaraciones de terceros que habían dado cuenta de las agresiones que Valero había ejercido sobre el cuerpo de su esposa. Sin embargo, el Estado no lo hizo, no podía atacar a su “campeón mundial”, no podía poner en cuestión la imagen de quien representa a la “nación”.
Por otro lado, el silencio invade los predios del Ministerio de la Mujer, que ante las denuncias hechas respecto a las agresiones del “Inca”, no se manifestó.
Pero también las feministas tuvimos responsabilidad al no ejercer medidas de presión y de denuncia públicas en las que cientos de mujeres vieran un lugar desde el cual alzar la voz y enfrentarse a todo cuanto las oprime. No actuamos, no salimos a la calle a exigir al Estado y sus instituciones el castigo al “campeón” por las agresiones a su esposa. No salimos a exigirle al Estado que no es desde la formalidad del derecho positivo que la violencia de género se combate. No, no salimos a la calle.
Ante cada mujer amenazada, alcemos la voz,
Ante cada mujer violentada y violada, alcemos la voz,
Ante cada femicidio, alcemos la voz,
Ante cada muerte por abortos clandestinos, alcemos la voz,
Ante cada mujer víctima de la trata, alcemos la voz,
Ante cada mujer acosada en el trabajo, alcemos la voz.
Ni un femicidio más!!!!!
Ni una muerta más por abortos clandestinos!!!
Ni un asesinato más producto de la homofobia!!!!!
Cárcel para el Inca Valero y justicia para Carolina!!!!!!
Livia Vargas
Todo reformismo se caracteriza por el utopismo de su estrategia y el oportunismo de su táctica (Mayo Francés, Sorbonne, 1968).
Aliviar la miseria no significa destruirla; suavizar el mal no es extirparlo (Flora Tristán, Unión Obrera).
Explotación sexual comercial y masculinidad
Artemisa
26.3.2010
Este estudio habla del creciente problema de la explotación sexual comercial (ESC) de miles de niños, niñas y dolescentes, sobre todo en condiciones de pobreza. Y aborda la problemática con una población que no ha sido estudiada en forma exhaustiva: los hombres, su discurso, sus representaciones y percepciones acerca del problema de la ESC.
'En 1999 fue aprobado el Convenio 182 por la Organización Internacional del Trabajo, que brinda el marco general de amplio alcance para tal cometido. El Convenio ha sido aprobado por todos los países de la región y para apoyar los esfuerzos dirigidos a su ejecución, el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC) de la OIT está desarrollando el proyecto 'Prevención y Eliminación de la Explotación Sexual Comercial de Personas Menores de Edad en Centroamérica, Panamá y República Dominicana'.
La presente investigación se enmarca, precisamente, en los términos y alcances de tal proyecto, cuya ejecución data ya de algunos años. Entre la información que ha derivado, indica que la mayoría de las personas explotadoras son hombres, tanto nacionales, extranjeros que viven en el país como aquellos que proceden de algunas formas de actividad turística relacionada con la Explotación Sexual Comercial (ESC).
En un estudio regional, al ser consultadas más de 700 víctimas de la explotación sexual comercial, acerca del sexo de la última persona que le pagó por tener sexo, el 89% indicó que fue un hombre, un 9% una mujer, una pareja hombre y mujer 1% y el restante 1% no respondió la pregunta (Claramunt y Sorensen, 2003).
En ese mismo estudio se concluye que 'En relación con el llamado turismo sexual, es alarmante la situación que se evidencia en países como República Dominicana y Costa Rica. En ambos países, cerca de un tercio de las niñas, niños y adolescentes entrevistados citaron que el último cliente explotador provenía de otros países' (Claramunt y Sorensen, 2003: p. 44).
Es decir, no cabe la menor duda, de que son los hombres y sus particulares modos de comportamiento los que están a la base de algunos de los componentes más importantes de la explotación sexual comercial, siendo, en este caso, personas menores de edad de uno y otro género las principales víctimas.Y la condición de víctimas deberá ser entendida en un amplio espectro de implicaciones, en los órdenes psicosocial, cultural, económico y político.
¿Por qué son mayoritariamente hombres quienes se involucran en esta actividad? En el contexto del patriarcado, los hombres ejercen relaciones de poder desigual respecto a los demás sectores sociales (mujeres, niños y niñas, personas adolescentes, adultos y adultas mayores), y estas relaciones de poder también se expresan en el ámbito de la sexualidad, que puede llegar a incluir vínculos mediante el dinero.
Además, algo sucede con la socialización masculina que hace que muchas de las vivencias de los hombres particulares estén saturadas de conflictos, temores y formas negativas de relación. Si bien esto afecta tanto a los hombres mismos como a otros sujetos con quienes convive, en forma próxima o lejana, lo cierto es que aquí interesa una de las áreas más importantes y sensibles del ser humano: lo relativo a su sexualidad y las formas concretas que adquiere en los vínculos entre las personas.
Y es justo en este punto en el que se conjugan las dos grandes temáticas que ocupan el presente trabajo. Por un lado, tenemos el creciente problema de la explotación sexual comercial de miles de niños, niñas y adolescentes, sobre todo en condiciones de pobreza; por el otro, la vivencia de la sexualidad masculina que, en muchos hombres, tiene entre sus expresiones el sexo con personas menores de edad, en muchas de las ocasiones, mediando pago. No deja de llamar la atención de que, pese a lo contundente de las evidencias que apoyarían acciones con los hombres, estas no habían llamado la atención de diversos organismos.
Por tales razones, partimos del supuesto de que quizá el aporte fundamental, desde lo conceptual y lo metodológico, que brinda este trabajo es abordar la problemática con una población que no ha sido estudiada en forma exhaustiva: los hombres, su discurso, sus representaciones y percepciones acerca del problema de la ESC. Su abordaje se ha hecho en forma indirecta, a partir del relato de las víctimas. De manera especial, cabe resaltar las reflexiones que se derivan del 2º. Congreso Mundial contra la Explotación Sexual Comercial de los Niños (Yokohama, 2001) en el cual se plantean una serie de consideraciones en torno a los explotadores sexuales, en donde se destaca la heterogeneidad de estos y su mayor incidencia en la población masculina. De aquí se deriva la necesidad de trabajar con los explotadores sexuales'.
26.3.2010
Este estudio habla del creciente problema de la explotación sexual comercial (ESC) de miles de niños, niñas y dolescentes, sobre todo en condiciones de pobreza. Y aborda la problemática con una población que no ha sido estudiada en forma exhaustiva: los hombres, su discurso, sus representaciones y percepciones acerca del problema de la ESC.
'En 1999 fue aprobado el Convenio 182 por la Organización Internacional del Trabajo, que brinda el marco general de amplio alcance para tal cometido. El Convenio ha sido aprobado por todos los países de la región y para apoyar los esfuerzos dirigidos a su ejecución, el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC) de la OIT está desarrollando el proyecto 'Prevención y Eliminación de la Explotación Sexual Comercial de Personas Menores de Edad en Centroamérica, Panamá y República Dominicana'.
La presente investigación se enmarca, precisamente, en los términos y alcances de tal proyecto, cuya ejecución data ya de algunos años. Entre la información que ha derivado, indica que la mayoría de las personas explotadoras son hombres, tanto nacionales, extranjeros que viven en el país como aquellos que proceden de algunas formas de actividad turística relacionada con la Explotación Sexual Comercial (ESC).
En un estudio regional, al ser consultadas más de 700 víctimas de la explotación sexual comercial, acerca del sexo de la última persona que le pagó por tener sexo, el 89% indicó que fue un hombre, un 9% una mujer, una pareja hombre y mujer 1% y el restante 1% no respondió la pregunta (Claramunt y Sorensen, 2003).
En ese mismo estudio se concluye que 'En relación con el llamado turismo sexual, es alarmante la situación que se evidencia en países como República Dominicana y Costa Rica. En ambos países, cerca de un tercio de las niñas, niños y adolescentes entrevistados citaron que el último cliente explotador provenía de otros países' (Claramunt y Sorensen, 2003: p. 44).
Es decir, no cabe la menor duda, de que son los hombres y sus particulares modos de comportamiento los que están a la base de algunos de los componentes más importantes de la explotación sexual comercial, siendo, en este caso, personas menores de edad de uno y otro género las principales víctimas.Y la condición de víctimas deberá ser entendida en un amplio espectro de implicaciones, en los órdenes psicosocial, cultural, económico y político.
¿Por qué son mayoritariamente hombres quienes se involucran en esta actividad? En el contexto del patriarcado, los hombres ejercen relaciones de poder desigual respecto a los demás sectores sociales (mujeres, niños y niñas, personas adolescentes, adultos y adultas mayores), y estas relaciones de poder también se expresan en el ámbito de la sexualidad, que puede llegar a incluir vínculos mediante el dinero.
Además, algo sucede con la socialización masculina que hace que muchas de las vivencias de los hombres particulares estén saturadas de conflictos, temores y formas negativas de relación. Si bien esto afecta tanto a los hombres mismos como a otros sujetos con quienes convive, en forma próxima o lejana, lo cierto es que aquí interesa una de las áreas más importantes y sensibles del ser humano: lo relativo a su sexualidad y las formas concretas que adquiere en los vínculos entre las personas.
Y es justo en este punto en el que se conjugan las dos grandes temáticas que ocupan el presente trabajo. Por un lado, tenemos el creciente problema de la explotación sexual comercial de miles de niños, niñas y adolescentes, sobre todo en condiciones de pobreza; por el otro, la vivencia de la sexualidad masculina que, en muchos hombres, tiene entre sus expresiones el sexo con personas menores de edad, en muchas de las ocasiones, mediando pago. No deja de llamar la atención de que, pese a lo contundente de las evidencias que apoyarían acciones con los hombres, estas no habían llamado la atención de diversos organismos.
Por tales razones, partimos del supuesto de que quizá el aporte fundamental, desde lo conceptual y lo metodológico, que brinda este trabajo es abordar la problemática con una población que no ha sido estudiada en forma exhaustiva: los hombres, su discurso, sus representaciones y percepciones acerca del problema de la ESC. Su abordaje se ha hecho en forma indirecta, a partir del relato de las víctimas. De manera especial, cabe resaltar las reflexiones que se derivan del 2º. Congreso Mundial contra la Explotación Sexual Comercial de los Niños (Yokohama, 2001) en el cual se plantean una serie de consideraciones en torno a los explotadores sexuales, en donde se destaca la heterogeneidad de estos y su mayor incidencia en la población masculina. De aquí se deriva la necesidad de trabajar con los explotadores sexuales'.
Las adolescentes que ve la tele
| 17.9.2009 Artemisa
Un informe analizó el tratamiento que los programas televisivos hacen de jóvenes y adolescentes y encontró que las chicas son estigmatizadas cuando hacen cosas que supuestamente solo pueden hacer los varones, como tomar alcohol o pelearse.
Por Sonia Santoro
Noteros cancheros frente a adolescentes mujeres. Sorpresa y regodeo televisivo mostrando a chicas peleándose o tomando alcohol, en roles supuestamente reservados a los varones. Show de imágenes sobre mujeres jóvenes delincuentes y violentas. El ‘Informe sobre la representación de las juventudes en programas informativos y periodísticos (Noviembre 2008/Marzo 2009)’, realizado por el Observatorio de Discriminación de Radio y Televisión sobre cinco programas televisivos, detecta mecanismos periodísticos que estigmatizan a los jóvenes en general pero especialmente a las adolescentes.
El informe seleccionó cinco programas o segmentos televisivos, tanto de aire como de cable, entre fines de 2008 y principios de 2009. Ellos fueron: 'La Liga', Canal 11, 13/01/09.2; 'Policías en acción': 'Los buscaroña', Canal 13, 12/11/08; Informe especial 'Ciudad sin control', C5N, 02/02/09; Informe 'Violencia adolescente', Canal 26, 25/03/09; Informe 'Impacto 9': 'Jóvenes en riesgo: Mucho alcohol y violencia', Canal 9, 08/03/09.
Uno de los puntos analizados fue la desigualdad de género. Partiendo del marco de la teoría de género, analizaron que el consumo de alcohol, drogas y el comportamiento violento –temas recurrentes en estos programas-, se 'naturalizan' cuando los protagonistas son varones. 'Esto es debido a los estereotipos de género que definen al varón como agresivo, dominante y fuerte, en oposición a los asignados al género femenino; por lo tanto los comportamientos violentos no son esperados para ellas, interpretando estas conductas de manera bien distinta para unos y otras', explica el informe.
Así, en 'Policías en acción', por ejemplo, 'cuando el notero inquiere a chicas, lo hace en grupo y se trata de preguntas generales: no parece esperarse nada ‘espectacular’ de aquello que ellas puedan responder', señala el informe. En 'Impacto 9', por otro lado, el periodista describe una pelea callejera: 'Comienzan las piñas, nadie sabe bien por qué empezó y la policía que interviene para tratar de separar, pero no consigue, la verdad es que la policía no da abasto para tratar de separar esto y como ustedes verán, hasta las mujeres forman parte de esto. Uno podría pensar que es sólo una cuestión de hombres, pero no...'. Cuando se ve la imagen de una chica agachada, ocultando la cara contra la pared señala: 'a la chica le rompieron la nariz'. Continúa: 'Ahora son las chicas las que se pelean. De los pelos, piñas, cachetazos (...) Lo que en otra época era pelea de varones ahora es pelea de mujeres.'
'Aquí se reproduce y naturaliza un rol pasivo de la mujer en la sociedad principalmente desde la sorpresa o indignación que despierta que chicas y mujeres sean parte de fenómenos sociales históricamente considerados como patrimonio de los hombres. Los estereotipos de género, en este caso, la violencia física como característica distintiva de los varones y no esperable en las mujeres, impiden visibilizar que la violencia siempre es repudiable, independientemente de quienes la protagonicen. Además se desprende de este hecho que es apreciado un tanto como ‘gracioso’ y de menor calibre comparado con una ‘pelea de verdad’ entre varones', dice el informe.
En la misma línea, en el segmento de C5N el conductor, después de que una chica le pega una patada a un muchacho, señala: 'me encantaría saber qué piensan, sobre todo los padres de la chica.'
En Canal 26, no aparecen comentarios que diferencien a varones y mujeres pero 'en todas las imágenes seleccionadas para hablar de violencia juvenil están implicadas adolescentes'.
'La liga', un programa que en general tiene buen criterio periodístico, no escapa a las estigmatizaciones. 'La creencia popular dice que el alcohol es cosa de hombres, pero los tiempos cambiaron y la igualdad llegó', se anuncia como si fuera un avance para la igualdad que las mujeres tomen más o como si los derechos por los que pelean las mujeres estén relacionados con el consumo de cualquier tipo de cosas.
'Esta aclaración que parecería ser positiva –analiza el informe-, más tarde se aclara, distinguiendo cuáles son las bebidas de hombres y cuáles las de mujeres. En ese caso, el conductor Matías Martin remata ‘El famoso trago de minita, que no es lo mismo que toma un verdadero hombre’ actitud que continua sosteniendo la diferenciación por género'.
Por otro lado, 'no se describe ni se enuncia las diferencias entre consumir y abusar del alcohol; podríamos decir entonces que según este criterio, todos las y los jóvenes se alcoholizan, lo cual trae consecuencias devastadoras. Pero si este supuesto abuso es protagonizado por mujeres jóvenes, la connotación es aún peor, perdiendo de vista que cualquier bebida alcohólica de la cual se abuse, trae la misma consecuencia en cualquier ser humano: una intoxicación'. 'De acuerdo al registro de casos de la guardia del servicio de toxicología del Hospital Fernández de la C.A.B.A, por intoxicación de alcohol ingresan en un porcentaje parejo tanto mujeres como varones –continúa el informe-. Sería absurdo formular estas circunstancias como una conquista en la igualdad de los géneros. Más bien sería imprescindible reflexionar sobre las realidades de las y los jóvenes, estableciendo las diferencias educativas, sociales, económicas y de género para que, desmenuzando esas otras variables intervinientes, se logren apreciar realidades bien distintas entre las juventudes y especialmente complejas para las mujeres jóvenes, de clase popular y alejadas del las zonas urbanas'.
En el monitoreo de medios 'El encierro mediático Cómo hablan los diarios sobre los chicos en conflicto con la ley penal', la ong Periodismo Social había advertido sobre estas cuestiones. 'Un 10 por ciento de las personas menores de edad que infringen la ley penal en el país son mujeres, de acuerdo con un estudio de la Procuración General de la Nación'. ¿Cómo se traduce eso en las noticias? ¿Los prejuicios son los mismos que a la hora de hablar de varones en conflicto con la ley?
'Algo es seguro: los casos de chicas protagonistas de hechos delictivos ocupan cada vez más espacio en las crónicas policiales -dice Periodismo Social-, en sintonía con lo que ocurre en las cárceles, donde en los últimos años se registró un crecimiento en el número de población femenina. Y hay una mirada mediática hacia ellas que en muchos casos combina sanción y decepción ante quienes rompieron con lo que se espera de una niña'.
Tras presentar su Informe, el Observatorio convocó a las productoras de los programas analizados para debatir e intercambiar opiniones acerca de cómo, sin estigmatizaciones, ni discriminación, abordar las problemáticas de las juventudes.
En las dos reuniones concertadas, se brindaron información y recomendaciones a productores y guionistas de 'La Liga' y de 'Policías en Acción' quede los encuentros reconocieron que la inmediatez y la necesidad de 'impacto' con la que se construyen los docu-realitys, en ocasiones, llevan a situaciones que rozan la discriminanción y la estigmatizanción de a distintos grupos sociales y específicamente a los/as jóvenes. ' Dichos encuentros fueron muy positivos porque los representantes de los programas presentes quedaron vinculados al Observatorio para acceder a talleres de capacitación y de sensibilización, además de que en futuros programas podrían colaborar con la difusión de buenas prácticas en relación a la problemática', señalaron en el Observatorio, así como que esperan poder reunirse pronto con el resto de los programas analizados.
El Observatorio de la Discriminación en Radio y Televisión está constituido por el Comité Federal de Radiodifusión (COMFER), el Instituto Nacional contra la Discriminación, el Racismo y la Xenofobia (INADI) y el Consejo Nacional de la Mujer (CNM); en este caso, contó con la participación del Foro de juventudes del INADI y del Consejo Federal de Juventud, dependiente del Ministerio de Desarrollo Social.
Un informe analizó el tratamiento que los programas televisivos hacen de jóvenes y adolescentes y encontró que las chicas son estigmatizadas cuando hacen cosas que supuestamente solo pueden hacer los varones, como tomar alcohol o pelearse.
Por Sonia Santoro
Noteros cancheros frente a adolescentes mujeres. Sorpresa y regodeo televisivo mostrando a chicas peleándose o tomando alcohol, en roles supuestamente reservados a los varones. Show de imágenes sobre mujeres jóvenes delincuentes y violentas. El ‘Informe sobre la representación de las juventudes en programas informativos y periodísticos (Noviembre 2008/Marzo 2009)’, realizado por el Observatorio de Discriminación de Radio y Televisión sobre cinco programas televisivos, detecta mecanismos periodísticos que estigmatizan a los jóvenes en general pero especialmente a las adolescentes.
El informe seleccionó cinco programas o segmentos televisivos, tanto de aire como de cable, entre fines de 2008 y principios de 2009. Ellos fueron: 'La Liga', Canal 11, 13/01/09.2; 'Policías en acción': 'Los buscaroña', Canal 13, 12/11/08; Informe especial 'Ciudad sin control', C5N, 02/02/09; Informe 'Violencia adolescente', Canal 26, 25/03/09; Informe 'Impacto 9': 'Jóvenes en riesgo: Mucho alcohol y violencia', Canal 9, 08/03/09.
Uno de los puntos analizados fue la desigualdad de género. Partiendo del marco de la teoría de género, analizaron que el consumo de alcohol, drogas y el comportamiento violento –temas recurrentes en estos programas-, se 'naturalizan' cuando los protagonistas son varones. 'Esto es debido a los estereotipos de género que definen al varón como agresivo, dominante y fuerte, en oposición a los asignados al género femenino; por lo tanto los comportamientos violentos no son esperados para ellas, interpretando estas conductas de manera bien distinta para unos y otras', explica el informe.
Así, en 'Policías en acción', por ejemplo, 'cuando el notero inquiere a chicas, lo hace en grupo y se trata de preguntas generales: no parece esperarse nada ‘espectacular’ de aquello que ellas puedan responder', señala el informe. En 'Impacto 9', por otro lado, el periodista describe una pelea callejera: 'Comienzan las piñas, nadie sabe bien por qué empezó y la policía que interviene para tratar de separar, pero no consigue, la verdad es que la policía no da abasto para tratar de separar esto y como ustedes verán, hasta las mujeres forman parte de esto. Uno podría pensar que es sólo una cuestión de hombres, pero no...'. Cuando se ve la imagen de una chica agachada, ocultando la cara contra la pared señala: 'a la chica le rompieron la nariz'. Continúa: 'Ahora son las chicas las que se pelean. De los pelos, piñas, cachetazos (...) Lo que en otra época era pelea de varones ahora es pelea de mujeres.'
'Aquí se reproduce y naturaliza un rol pasivo de la mujer en la sociedad principalmente desde la sorpresa o indignación que despierta que chicas y mujeres sean parte de fenómenos sociales históricamente considerados como patrimonio de los hombres. Los estereotipos de género, en este caso, la violencia física como característica distintiva de los varones y no esperable en las mujeres, impiden visibilizar que la violencia siempre es repudiable, independientemente de quienes la protagonicen. Además se desprende de este hecho que es apreciado un tanto como ‘gracioso’ y de menor calibre comparado con una ‘pelea de verdad’ entre varones', dice el informe.
En la misma línea, en el segmento de C5N el conductor, después de que una chica le pega una patada a un muchacho, señala: 'me encantaría saber qué piensan, sobre todo los padres de la chica.'
En Canal 26, no aparecen comentarios que diferencien a varones y mujeres pero 'en todas las imágenes seleccionadas para hablar de violencia juvenil están implicadas adolescentes'.
'La liga', un programa que en general tiene buen criterio periodístico, no escapa a las estigmatizaciones. 'La creencia popular dice que el alcohol es cosa de hombres, pero los tiempos cambiaron y la igualdad llegó', se anuncia como si fuera un avance para la igualdad que las mujeres tomen más o como si los derechos por los que pelean las mujeres estén relacionados con el consumo de cualquier tipo de cosas.
'Esta aclaración que parecería ser positiva –analiza el informe-, más tarde se aclara, distinguiendo cuáles son las bebidas de hombres y cuáles las de mujeres. En ese caso, el conductor Matías Martin remata ‘El famoso trago de minita, que no es lo mismo que toma un verdadero hombre’ actitud que continua sosteniendo la diferenciación por género'.
Por otro lado, 'no se describe ni se enuncia las diferencias entre consumir y abusar del alcohol; podríamos decir entonces que según este criterio, todos las y los jóvenes se alcoholizan, lo cual trae consecuencias devastadoras. Pero si este supuesto abuso es protagonizado por mujeres jóvenes, la connotación es aún peor, perdiendo de vista que cualquier bebida alcohólica de la cual se abuse, trae la misma consecuencia en cualquier ser humano: una intoxicación'. 'De acuerdo al registro de casos de la guardia del servicio de toxicología del Hospital Fernández de la C.A.B.A, por intoxicación de alcohol ingresan en un porcentaje parejo tanto mujeres como varones –continúa el informe-. Sería absurdo formular estas circunstancias como una conquista en la igualdad de los géneros. Más bien sería imprescindible reflexionar sobre las realidades de las y los jóvenes, estableciendo las diferencias educativas, sociales, económicas y de género para que, desmenuzando esas otras variables intervinientes, se logren apreciar realidades bien distintas entre las juventudes y especialmente complejas para las mujeres jóvenes, de clase popular y alejadas del las zonas urbanas'.
En el monitoreo de medios 'El encierro mediático Cómo hablan los diarios sobre los chicos en conflicto con la ley penal', la ong Periodismo Social había advertido sobre estas cuestiones. 'Un 10 por ciento de las personas menores de edad que infringen la ley penal en el país son mujeres, de acuerdo con un estudio de la Procuración General de la Nación'. ¿Cómo se traduce eso en las noticias? ¿Los prejuicios son los mismos que a la hora de hablar de varones en conflicto con la ley?
'Algo es seguro: los casos de chicas protagonistas de hechos delictivos ocupan cada vez más espacio en las crónicas policiales -dice Periodismo Social-, en sintonía con lo que ocurre en las cárceles, donde en los últimos años se registró un crecimiento en el número de población femenina. Y hay una mirada mediática hacia ellas que en muchos casos combina sanción y decepción ante quienes rompieron con lo que se espera de una niña'.
Tras presentar su Informe, el Observatorio convocó a las productoras de los programas analizados para debatir e intercambiar opiniones acerca de cómo, sin estigmatizaciones, ni discriminación, abordar las problemáticas de las juventudes.
En las dos reuniones concertadas, se brindaron información y recomendaciones a productores y guionistas de 'La Liga' y de 'Policías en Acción' quede los encuentros reconocieron que la inmediatez y la necesidad de 'impacto' con la que se construyen los docu-realitys, en ocasiones, llevan a situaciones que rozan la discriminanción y la estigmatizanción de a distintos grupos sociales y específicamente a los/as jóvenes. ' Dichos encuentros fueron muy positivos porque los representantes de los programas presentes quedaron vinculados al Observatorio para acceder a talleres de capacitación y de sensibilización, además de que en futuros programas podrían colaborar con la difusión de buenas prácticas en relación a la problemática', señalaron en el Observatorio, así como que esperan poder reunirse pronto con el resto de los programas analizados.
El Observatorio de la Discriminación en Radio y Televisión está constituido por el Comité Federal de Radiodifusión (COMFER), el Instituto Nacional contra la Discriminación, el Racismo y la Xenofobia (INADI) y el Consejo Nacional de la Mujer (CNM); en este caso, contó con la participación del Foro de juventudes del INADI y del Consejo Federal de Juventud, dependiente del Ministerio de Desarrollo Social.
Mujeres negras en lucha
| 10.9.2009
Las mujeres negras sufren la discriminación de manera particularmente aguda. El artículo analiza la importancia de las conferencias internacionales contra el racismo y por los derechos de la mujer y sus impactos en América Latina y el Caribe, sobre todo en la creación de instancias institucionales y políticas públicas específicas. La base de la reflexión es la intersección entre género y raza como formas de discriminación que deben ser atacadas de manera simultánea.
Matilde Ribeiro
En las últimas décadas, las mujeres negras han alcanzado un nuevo protagonismo en la vida política que les ha permitido contribuir a la formulación y adecuación de las políticas públicas, tanto en el orden nacional como en el internacional.
Este artículo presenta una breve reflexión sobre la incorporación de las demandas históricas de las mujeres y de los negros –y, especialmente, de las mujeres negras– en los resultados de la III Conferencia Mundial contra el Racismo,la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia, realizada en 2001 en Durban, Sudáfrica. También serán considerados los resultados de la Conferencia Mundial sobre la Mujer realizada en 1995 en Beijing, China. En ambas oportunidades, los movimientos sociales –en especial, las organizaciones de mujeres negras– demostraron un fuerte impulso organizativo, y las organizaciones latinoamericanas jugaron un papel protagónico. El foco del análisis político y económico es América Latina y el Caribe. Sin embargo, se enfatizarán, a modo de ilustración, las condiciones de vida y los procesos organizativos de las mujeres negras en Brasil.
Condiciones de vida y organización de las mujeres negras
Son muchas las contradicciones en el panorama mundial. Por un lado, se destacan las conquistas de derechos y ciudadanía obtenidas en los últimos años; y, por el otro, la profundización de la pobreza y de las crisis políticas y económicas. América Latina y el Caribe atravesaron, en las últimas décadas, fuertes crisis, que consolidaron a la región como un centro de aguda desigualdad. Ese es, sin dudas, el resultado de un proceso de colonización en el cual la cultura política dominante de Occidente, con su carácter universalizante, procuró reforzar su dominio a partir del mantenimiento del capitalismo.
En América Latina, la población indígena llega a 40 millones, distribuida en diferentes etnias y culturas, con mayor peso en Bolivia, Ecuador, Perú, México,
Chile, Colombia y Argentina. La población afrodescendiente es de 150 millones y se concentra básicamente en Brasil, Colombia y Venezuela. En estos y otros países persisten profundas desigualdades y una distancia marcada e inaceptable en los indicadores de acceso a bienes y servicios. Negros e indígenas son los que más sufren esta desigualdad, pero sobre todo las mujeres negras e indígenas. Son las más pobres entre los pobres.
Carlos Hasenbalg argumenta que, más allá de las diferencias entre los distintos países, es posible identificar, a partir de la concepción de las elites políticas e intelectuales, «síntomas del tipo latino» en las relaciones sociales: una visión de armonía, tolerancia y ausencia de prejuicios y discriminación racial, junto con una visión de las sociedades como esencial y preponderantemente blancas y de cultura europea. Esto tiene como consecuencia un intento de emblanquecimiento» por medio de políticas de población e inmigración en los diferentes países, lo que finalmente genera un «efecto mágico» de ocultamiento del racismo y la discriminación.
En lo que se refiere a las condiciones de vida de las mujeres, Elizabeth Peredo Beltrán informa que la discriminación sufrida se suma a la discriminación racial y sociocultural, lo cual genera condiciones de extrema pobreza y marginalidad: En la perspectiva de integrar propuestas para el desarrollo con equidad y de integrar a ese proceso efectivamente a las mujeres indígenas, negras y afrocaribeñas, es necesario profundizar el análisis de las formas de discriminación étnica y racial existentes en nuestras sociedades que –de manera paradójica– contrastan con los discursos oficiales de igualdad, democracia y equidad que agitan los Estados nacionales en base a sus conceptos de ciudadanía y organización política.
La combinación de diversas discriminaciones genera exclusiones que, según afirman Lélia Gonzalez y Carlos Hasenbalg en su libro Lugar do Negro, producen
zonas destinadas a la población negra marcadas por una condición de subciudadanía. Se consolida así un orden jerárquico: hombre blanco, hombre negro, mujer blanca, mujer negra. Estas desigualdades son construidas históricamente a partir de diferentes patrones de jerarquización definidos a partir del género y la raza que, junto con la clase social, producen exclusiones profundas.
Kimberlé Crenshaw toma como punto de partida la intersección entre género y raza. Para esta autora, la discriminación racial está frecuentemente marcada por el género, ya que las mujeres pueden a veces vivenciar discriminaciones y otros abusos de los derechos humanos de una manera diferente de los hombres. El imperativo de la incorporación del género pone de relieve las formas en que hombres y mujeres son afectados de modo diferente por la discriminación
racial y por otras intolerancias correlativas.
Esta intersección entre género y raza es el eje de la investigación «La mujer brasileña en los espacios público y privado», publicada por la Fundación Perseu Abramo en 2004 y basada en los testimonios de 2.502 mujeres en 187 municipios de 24 estados, con datos sistematizados por edad y áreas urbanas y rurales. Sobre la base de esta información, se compararon las condiciones de vida de las mujeres blancas y negras9, con los siguientes resultados:
- De 32% de las familias cuyo sostén principal son mujeres, 39% descansa en mujeres de ascendencia racial solamente negra y 30% en mujeres de ascendencia racial solamente blanca.
- El nivel educativo de las entrevistadas es bajo: 18% ni siquiera terminó la primaria. De las que no lograron concluir sus estudios iniciales, las mujeres con ascendencia racial solo negra alcanzan 24% y las blancas 16%. De ellas, 30% justifica el abandono de los estudios por exigencias de trabajo (39% negras y 22% blancas). Otras causas mencionadas son la necesidad de garantizar el propio sustento (19% de mujeres de ascendencia racial solo negra y 10% de mujeres de ascendencia solo blanca) o la necesidad de mantener a la familia (15% de mujeres de ascendencia racial solo negra y 8%, solo blanca).
En cuanto a los derechos sociales, las mujeres muestran posibilidades de cambios,aunque al mismo tiempo persisten las dificultades para romper las barreras:
- De las entrevistadas en el estudio, 65% evalúa que ha habido una mejora en sus vidas. De las que sostuvieron esta opinión, 54% son de ascendencia racial
solo negra, contra 67% de ascendencia racial solo blanca.
- Sin embargo, 89% de las entrevistadas todavía detecta el machismo en la sociedad (86% de negras y 88% de blancas), mientras que 43% manifiesta haber
sufrido algún tipo de violencia sexista (54% de mujeres de ascendencia racial solo negra y 33% de solo blanca). El 28% dice ser adepta (total o parcialmente)
al feminismo (28% de mujeres de ascendencia solo negra y 29% de solo blanca), en tanto que 25% no sabe o tiene dudas sobre lo que significa el feminismo
(32% de las mujeres de ascendencia racial solo negra y 21%, solo blanca).
- Finalmente, 24% de las consultadas asegura que los derechos sociales de la mujer no se respetan (33% de las mujeres de ascendencia racial solo negra y
21% de las mujeres de ascendencia racial solo blanca). Solo 7% de las entrevistadas sostiene que la política es importante para sus vidas (mujeres de ascendencia racial solo negra 10% y de ascendencia racial solo blanca 6%). Sin embargo, cuando se relaciona mujer y poder, 59% de las entrevistadas dice
sentirse preparada para ejercerlo.(...)
Este artículo es copia fiel del publicado en la revista NUEVA SOCIEDAD No 218,noviembre-diciembre de 2008, ISSN: 0251-3552 begin_of_the_skype_highlighting 0251-3552 end_of_the_skype_highlighting, <www.nuso.org>.
Las mujeres negras sufren la discriminación de manera particularmente aguda. El artículo analiza la importancia de las conferencias internacionales contra el racismo y por los derechos de la mujer y sus impactos en América Latina y el Caribe, sobre todo en la creación de instancias institucionales y políticas públicas específicas. La base de la reflexión es la intersección entre género y raza como formas de discriminación que deben ser atacadas de manera simultánea.
Matilde Ribeiro
En las últimas décadas, las mujeres negras han alcanzado un nuevo protagonismo en la vida política que les ha permitido contribuir a la formulación y adecuación de las políticas públicas, tanto en el orden nacional como en el internacional.
Este artículo presenta una breve reflexión sobre la incorporación de las demandas históricas de las mujeres y de los negros –y, especialmente, de las mujeres negras– en los resultados de la III Conferencia Mundial contra el Racismo,la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia, realizada en 2001 en Durban, Sudáfrica. También serán considerados los resultados de la Conferencia Mundial sobre la Mujer realizada en 1995 en Beijing, China. En ambas oportunidades, los movimientos sociales –en especial, las organizaciones de mujeres negras– demostraron un fuerte impulso organizativo, y las organizaciones latinoamericanas jugaron un papel protagónico. El foco del análisis político y económico es América Latina y el Caribe. Sin embargo, se enfatizarán, a modo de ilustración, las condiciones de vida y los procesos organizativos de las mujeres negras en Brasil.
Condiciones de vida y organización de las mujeres negras
Son muchas las contradicciones en el panorama mundial. Por un lado, se destacan las conquistas de derechos y ciudadanía obtenidas en los últimos años; y, por el otro, la profundización de la pobreza y de las crisis políticas y económicas. América Latina y el Caribe atravesaron, en las últimas décadas, fuertes crisis, que consolidaron a la región como un centro de aguda desigualdad. Ese es, sin dudas, el resultado de un proceso de colonización en el cual la cultura política dominante de Occidente, con su carácter universalizante, procuró reforzar su dominio a partir del mantenimiento del capitalismo.
En América Latina, la población indígena llega a 40 millones, distribuida en diferentes etnias y culturas, con mayor peso en Bolivia, Ecuador, Perú, México,
Chile, Colombia y Argentina. La población afrodescendiente es de 150 millones y se concentra básicamente en Brasil, Colombia y Venezuela. En estos y otros países persisten profundas desigualdades y una distancia marcada e inaceptable en los indicadores de acceso a bienes y servicios. Negros e indígenas son los que más sufren esta desigualdad, pero sobre todo las mujeres negras e indígenas. Son las más pobres entre los pobres.
Carlos Hasenbalg argumenta que, más allá de las diferencias entre los distintos países, es posible identificar, a partir de la concepción de las elites políticas e intelectuales, «síntomas del tipo latino» en las relaciones sociales: una visión de armonía, tolerancia y ausencia de prejuicios y discriminación racial, junto con una visión de las sociedades como esencial y preponderantemente blancas y de cultura europea. Esto tiene como consecuencia un intento de emblanquecimiento» por medio de políticas de población e inmigración en los diferentes países, lo que finalmente genera un «efecto mágico» de ocultamiento del racismo y la discriminación.
En lo que se refiere a las condiciones de vida de las mujeres, Elizabeth Peredo Beltrán informa que la discriminación sufrida se suma a la discriminación racial y sociocultural, lo cual genera condiciones de extrema pobreza y marginalidad: En la perspectiva de integrar propuestas para el desarrollo con equidad y de integrar a ese proceso efectivamente a las mujeres indígenas, negras y afrocaribeñas, es necesario profundizar el análisis de las formas de discriminación étnica y racial existentes en nuestras sociedades que –de manera paradójica– contrastan con los discursos oficiales de igualdad, democracia y equidad que agitan los Estados nacionales en base a sus conceptos de ciudadanía y organización política.
La combinación de diversas discriminaciones genera exclusiones que, según afirman Lélia Gonzalez y Carlos Hasenbalg en su libro Lugar do Negro, producen
zonas destinadas a la población negra marcadas por una condición de subciudadanía. Se consolida así un orden jerárquico: hombre blanco, hombre negro, mujer blanca, mujer negra. Estas desigualdades son construidas históricamente a partir de diferentes patrones de jerarquización definidos a partir del género y la raza que, junto con la clase social, producen exclusiones profundas.
Kimberlé Crenshaw toma como punto de partida la intersección entre género y raza. Para esta autora, la discriminación racial está frecuentemente marcada por el género, ya que las mujeres pueden a veces vivenciar discriminaciones y otros abusos de los derechos humanos de una manera diferente de los hombres. El imperativo de la incorporación del género pone de relieve las formas en que hombres y mujeres son afectados de modo diferente por la discriminación
racial y por otras intolerancias correlativas.
Esta intersección entre género y raza es el eje de la investigación «La mujer brasileña en los espacios público y privado», publicada por la Fundación Perseu Abramo en 2004 y basada en los testimonios de 2.502 mujeres en 187 municipios de 24 estados, con datos sistematizados por edad y áreas urbanas y rurales. Sobre la base de esta información, se compararon las condiciones de vida de las mujeres blancas y negras9, con los siguientes resultados:
- De 32% de las familias cuyo sostén principal son mujeres, 39% descansa en mujeres de ascendencia racial solamente negra y 30% en mujeres de ascendencia racial solamente blanca.
- El nivel educativo de las entrevistadas es bajo: 18% ni siquiera terminó la primaria. De las que no lograron concluir sus estudios iniciales, las mujeres con ascendencia racial solo negra alcanzan 24% y las blancas 16%. De ellas, 30% justifica el abandono de los estudios por exigencias de trabajo (39% negras y 22% blancas). Otras causas mencionadas son la necesidad de garantizar el propio sustento (19% de mujeres de ascendencia racial solo negra y 10% de mujeres de ascendencia solo blanca) o la necesidad de mantener a la familia (15% de mujeres de ascendencia racial solo negra y 8%, solo blanca).
En cuanto a los derechos sociales, las mujeres muestran posibilidades de cambios,aunque al mismo tiempo persisten las dificultades para romper las barreras:
- De las entrevistadas en el estudio, 65% evalúa que ha habido una mejora en sus vidas. De las que sostuvieron esta opinión, 54% son de ascendencia racial
solo negra, contra 67% de ascendencia racial solo blanca.
- Sin embargo, 89% de las entrevistadas todavía detecta el machismo en la sociedad (86% de negras y 88% de blancas), mientras que 43% manifiesta haber
sufrido algún tipo de violencia sexista (54% de mujeres de ascendencia racial solo negra y 33% de solo blanca). El 28% dice ser adepta (total o parcialmente)
al feminismo (28% de mujeres de ascendencia solo negra y 29% de solo blanca), en tanto que 25% no sabe o tiene dudas sobre lo que significa el feminismo
(32% de las mujeres de ascendencia racial solo negra y 21%, solo blanca).
- Finalmente, 24% de las consultadas asegura que los derechos sociales de la mujer no se respetan (33% de las mujeres de ascendencia racial solo negra y
21% de las mujeres de ascendencia racial solo blanca). Solo 7% de las entrevistadas sostiene que la política es importante para sus vidas (mujeres de ascendencia racial solo negra 10% y de ascendencia racial solo blanca 6%). Sin embargo, cuando se relaciona mujer y poder, 59% de las entrevistadas dice
sentirse preparada para ejercerlo.(...)
Este artículo es copia fiel del publicado en la revista NUEVA SOCIEDAD No 218,noviembre-diciembre de 2008, ISSN: 0251-3552 begin_of_the_skype_highlighting 0251-3552 end_of_the_skype_highlighting, <www.nuso.org>.
Machismo y revolución
Apuntes imprescindibles para una ética revolucionaria no sexista
Luisana Gómez Rosado
CEM-UCV
Fund. Juan Vives Suriá DedP
Una revolución no se decreta, se hace. Las revoluciones no son las luchas, ni los conflictos de los pueblos, de los grupos sociales vulnerados, ni de los movimientos sociales. Las transformaciones profundas que surgen de los conflictos y dan cuenta de los cambios paradigmáticos que hacen posibles nuevas relaciones sociales, muestran revoluciones posibles. Las revoluciones apuntan a transformar las estructuras sociales. Si no, es un cambio social, pero no una revolución.
También es cierto, que una revolución no se explica a través de eruditas lecciones de historia, ni de análisis de intelectuales, o de políticos/as de oficio pretendiendo dar todas las respuestas a los procesos de cambio. Algunos y algunas revolucionarios/as de ayer, hace rato olvidaron sus propias luchas, hoy tirapiedras a los procesos y conflictos transformadores, a la nueva institucionalidad emergente y las nuevos movimientos, voces de una historia de la que formaron parte y que hoy desconocen. No son ellos/as los autores /as de este proceso inédito, y por ello, no están dispuestos a reconocer las nuevas victorias. Al igual que algunos de los revolucionarios y las revolucionarias de hoy, padecen de ginopia, una preocupante incapacidad para mirar las desigualdades, las discriminaciones y opresiones que sufren las mujeres y sexo-diversos/as por razones de género. Los opositores/as de oficio aprovechan cualquier evento para descollar caústicas y desafortunadas opiniones sexistas, machistas y misóginas contra un proceso, que adversan y por ello desconocen. Otros para defenderlo, recurren a la misma lógica misógina, machista, ginope y homófoba con argumentos dignos de representantes una conservadora ultraderecha. Es el derecho y la libertad de expresión. El machismo está equitativamente distribuido. La lógica sexista galopa la polarización política. Espanta que quizás sea el único tema en que exista un consenso en ambos bandos.
Toda revolución implica crisis, movimiento, transformaciones. Alteraciones y rupturas de órdenes, relaciones, estructuras, paradigmas. Nada queda inalterado. El conjunto social se transforma y surgen nuevas organizaciones, procesos, relaciones, poderes nuevos en conflicto con los viejos, en franca decadencia El orden patriarcal continua intacto pese las nuevas realidades, Nuevos actores, nuevas actrices nuevas ideas, nuevos escenarios, nuevas relaciones, pero las relaciones de género han cambiado para no cambiar. Nuevas formas de sexismo benévolo emergen centradas en la glorificación de la mujer-madre y la permisividad ciega ante la violencia machista.
Una generación quedó atrás, otra que emerge. La revolución es proceso vivo, flujos de poder, transiciones, avances y retrocesos. Nuevas perspectivas, discursos, pluralidad, movimiento social, siempre acompañados de conflictos y contradicciones. Las contradicciones en las relaciones de poder entre hombres y mujeres plagan todos los ámbitos y sectores. La lucha de clases está atravesada por conflictos de género. Ídem la revolución pendiente.
Una revolución no es el mero desenlace de un proceso de luchas, tampoco un cambio de poder. Siempre apunta a una espiral infinita de transiciones. Lo que ayer era impensable, hoy es cotidiano, es allí, en el cambio y sus conflictos donde reside la esencia de lo que llaman revolución. De la dialéctica de las contradicciones pueden surgir nuevas prácticas, nuevos discursos, nuevas acciones. Una revolución que no cambie la vida cotidiana no es tal. La vida privada debe ser el espejo de la vida pública, y no el muro que oculta las miserias humanas. La actitud revolucionaria debe ser un estilo de vida coherente en todos los espacios y relaciones sociales
Un revolucionario una revolucionaria -o alguien que pretenda serlo- debe expresar un profundo compromiso con su vida como práctica cotidiana de las nuevas relaciones en la sociedad que se pretende construir. El reto es transformarse a si mismo/a. El proyecto emancipador se inicia cada mañana, en la casa, desde los eventos más sencillos de la vida y las relaciones más cercanas, la familia. Si la revolución no es vida cotidiana es un decreto, o un desiderátum, pero no una prefiguración de una nueva sociedad. Si la revolución no derriba orden patriarcal, quedará en un conjunto de cambios sociales. Nunca alcanzará la meta del socialismo.
La prevalencia de la violencia contra las mujeres, su cotidianidad, su extensión, la gravedad de su presencia infecto-contagiosa en la familia venezolana es un mal endémico que a diez años de la Revolución Bolivariana, llama a una profunda reflexión. La revolución aún no ha impregnado la vida diaria de la gente, tampoco de los y las revolucionarios/as. Se trata de que comprender aunque se han realizado enormes transformaciones socio-económicas, resta una deuda tremenda pendiente: la violencia de género que infecta amplios sectores de la sociedad. La violencia que está matando, lesionando, vulnerando a miles de mujeres atrapadas en el ciclo de la violencia sexista. La violencia machista que deja en la orfandad o el abandono tantos niñas y niños, con traumas de por vida. Muchas mujeres sobreviven, pero tendrán que atender sus profundas cicatrices corporales, psicológicas y morales. Convivir con una historia de violencia la hace un mal social crónico. Y no hay una vacuna instantánea para esto. La persistencia de la violencia de género es incompatible con una revolución en marcha. Porque la causa de la violencia contra las mujeres es la ausencia de igualdad ante la vida que posibilita la violación sistemática de los derechos humanos de las mujeres. El machismo campante que encuentra en la complicidad una nueva forma de clientelismo sexista. Se apoyan entre camaradas, aun cuando maltratan, golpean o asesinan a las mujeres. La tolerancia machista conspira contra la esperanza socialista y revolucionaria.
Ser un revolucionario implica asumir una nueva masculinidad, apartada de las pruebas machistas del patriarcado. Compartir y respetar las luchas emancipadoras de las mujeres en todos los espacios sociales y sobre todo en el hogar, lugar de opresión y escenario de múltiples violencias. Implica derrotar la violencia asumiendo el control de las emociones, profundizando la conciencia de género, y construir nuevas relaciones con las mujeres de su entorno. Saber buscar ayuda cuando ésta irrumpe. Compartir los roles domésticos para construir una equitativa división de la trabajo reproductivo. Pretender ser revolucionario y no comprender las luchas de las mujeres por sus derechos es una contradicción insalvable. Uno que alardee de serlo y a la vez es violento es un bochorno y una vergüenza colectiva, pero no un revolucionario. Una verdadera actitud revolucionaria no puede ser cómplice de la violencia machista, tampoco homófoba, menos misógina.
Esto se aplica también al reconocimiento como héroes. Es un héroe el que ha alcanzado una meta excepcional con un comportamiento excepcional. No es posible ser héroe en el ámbito público y en el hogar ser un patán, menos aún si es un portador de una violencia machista tan letal que muta en delincuente. Nadie es perfecto, pero saltar a la fama con el femicidio de la esposa, madre de sus hijos, el maltrato físico a la propia progenitora y otras violencias machistas no podrán retirar las copas, ni borrar los triunfos alcanzados pero si retirar el titulo de héroe en una revolución socialista. El titulo de campeón mundial se lo ganó en el ring, el de héroe en una revolución no, esto una contradicción insalvable. La lucha por la igualdad y equidad de género es inseparable de todas las demás luchas emancipadoras. No existe un socialismo posible sin la emancipación de las mujeres, la erradicación de las discriminaciones y opresiones de género. Los machistas no son revolucionarios, ni son héroes los agresores sexistas.
Muchos compañeros y compañeras, hombres y mujeres públicos/as, se autodenominan revolucionarios/as, porque son militantes socialistas, comunistas, funcionarios/as, activistas de movimientos o seguidores/as del presidente. Comprender su rol, participar de los cambios, tomar posición en estos temas sensibles al género, a las mujeres, a la sexo- diversidad es una dura prueba a su autoimagen y su auto-concepto. El protagonismo es otro mal, resabio de actitud egótica patriarcal, que empaña este proceso. Egos sobrealimentados por el poder, miopes o ciegos a las transformaciones personales que una transformación social impone. El asunto ético-moral que la complicidad machista revela en ellos, y veces o en algunas femenarcas,[i] comporta una asignatura pendiente. El machismo está desfigurando a los revolucionarios y colocándolos al par de sus homónimos opositores. Solo la franelas y las auto-denominaciones los distinguen en el tema que donde todos están aplazados.
Las revoluciones no se decretan, se construyen con el esfuerzo de inteligencias libres de prejuicios sexistas, de paranoias y megalomanías ególatras, sensibles a los dramas de las humanas, que aceptan el riesgo social y el conflicto personal de asumir una posición, un compromiso, sumar esfuerzos, sumergirse en el caudal revolucionario conscientes de su aporte, y encontrar la propia revolución en su vida cotidiana.
Sin el aporte de las mujeres no hay revoluciones. Sin transformación del orden patriarcal tampoco socialismo.
Sin feminismo no hay revolución.
[i]Femenarca denomina a las mujeres que actúan de forma autoritaria con actitudes patriarcales.
Luisana Gómez Rosado
CEM-UCV
Fund. Juan Vives Suriá DedP
Una revolución no se decreta, se hace. Las revoluciones no son las luchas, ni los conflictos de los pueblos, de los grupos sociales vulnerados, ni de los movimientos sociales. Las transformaciones profundas que surgen de los conflictos y dan cuenta de los cambios paradigmáticos que hacen posibles nuevas relaciones sociales, muestran revoluciones posibles. Las revoluciones apuntan a transformar las estructuras sociales. Si no, es un cambio social, pero no una revolución.
También es cierto, que una revolución no se explica a través de eruditas lecciones de historia, ni de análisis de intelectuales, o de políticos/as de oficio pretendiendo dar todas las respuestas a los procesos de cambio. Algunos y algunas revolucionarios/as de ayer, hace rato olvidaron sus propias luchas, hoy tirapiedras a los procesos y conflictos transformadores, a la nueva institucionalidad emergente y las nuevos movimientos, voces de una historia de la que formaron parte y que hoy desconocen. No son ellos/as los autores /as de este proceso inédito, y por ello, no están dispuestos a reconocer las nuevas victorias. Al igual que algunos de los revolucionarios y las revolucionarias de hoy, padecen de ginopia, una preocupante incapacidad para mirar las desigualdades, las discriminaciones y opresiones que sufren las mujeres y sexo-diversos/as por razones de género. Los opositores/as de oficio aprovechan cualquier evento para descollar caústicas y desafortunadas opiniones sexistas, machistas y misóginas contra un proceso, que adversan y por ello desconocen. Otros para defenderlo, recurren a la misma lógica misógina, machista, ginope y homófoba con argumentos dignos de representantes una conservadora ultraderecha. Es el derecho y la libertad de expresión. El machismo está equitativamente distribuido. La lógica sexista galopa la polarización política. Espanta que quizás sea el único tema en que exista un consenso en ambos bandos.
Toda revolución implica crisis, movimiento, transformaciones. Alteraciones y rupturas de órdenes, relaciones, estructuras, paradigmas. Nada queda inalterado. El conjunto social se transforma y surgen nuevas organizaciones, procesos, relaciones, poderes nuevos en conflicto con los viejos, en franca decadencia El orden patriarcal continua intacto pese las nuevas realidades, Nuevos actores, nuevas actrices nuevas ideas, nuevos escenarios, nuevas relaciones, pero las relaciones de género han cambiado para no cambiar. Nuevas formas de sexismo benévolo emergen centradas en la glorificación de la mujer-madre y la permisividad ciega ante la violencia machista.
Una generación quedó atrás, otra que emerge. La revolución es proceso vivo, flujos de poder, transiciones, avances y retrocesos. Nuevas perspectivas, discursos, pluralidad, movimiento social, siempre acompañados de conflictos y contradicciones. Las contradicciones en las relaciones de poder entre hombres y mujeres plagan todos los ámbitos y sectores. La lucha de clases está atravesada por conflictos de género. Ídem la revolución pendiente.
Una revolución no es el mero desenlace de un proceso de luchas, tampoco un cambio de poder. Siempre apunta a una espiral infinita de transiciones. Lo que ayer era impensable, hoy es cotidiano, es allí, en el cambio y sus conflictos donde reside la esencia de lo que llaman revolución. De la dialéctica de las contradicciones pueden surgir nuevas prácticas, nuevos discursos, nuevas acciones. Una revolución que no cambie la vida cotidiana no es tal. La vida privada debe ser el espejo de la vida pública, y no el muro que oculta las miserias humanas. La actitud revolucionaria debe ser un estilo de vida coherente en todos los espacios y relaciones sociales
Un revolucionario una revolucionaria -o alguien que pretenda serlo- debe expresar un profundo compromiso con su vida como práctica cotidiana de las nuevas relaciones en la sociedad que se pretende construir. El reto es transformarse a si mismo/a. El proyecto emancipador se inicia cada mañana, en la casa, desde los eventos más sencillos de la vida y las relaciones más cercanas, la familia. Si la revolución no es vida cotidiana es un decreto, o un desiderátum, pero no una prefiguración de una nueva sociedad. Si la revolución no derriba orden patriarcal, quedará en un conjunto de cambios sociales. Nunca alcanzará la meta del socialismo.
La prevalencia de la violencia contra las mujeres, su cotidianidad, su extensión, la gravedad de su presencia infecto-contagiosa en la familia venezolana es un mal endémico que a diez años de la Revolución Bolivariana, llama a una profunda reflexión. La revolución aún no ha impregnado la vida diaria de la gente, tampoco de los y las revolucionarios/as. Se trata de que comprender aunque se han realizado enormes transformaciones socio-económicas, resta una deuda tremenda pendiente: la violencia de género que infecta amplios sectores de la sociedad. La violencia que está matando, lesionando, vulnerando a miles de mujeres atrapadas en el ciclo de la violencia sexista. La violencia machista que deja en la orfandad o el abandono tantos niñas y niños, con traumas de por vida. Muchas mujeres sobreviven, pero tendrán que atender sus profundas cicatrices corporales, psicológicas y morales. Convivir con una historia de violencia la hace un mal social crónico. Y no hay una vacuna instantánea para esto. La persistencia de la violencia de género es incompatible con una revolución en marcha. Porque la causa de la violencia contra las mujeres es la ausencia de igualdad ante la vida que posibilita la violación sistemática de los derechos humanos de las mujeres. El machismo campante que encuentra en la complicidad una nueva forma de clientelismo sexista. Se apoyan entre camaradas, aun cuando maltratan, golpean o asesinan a las mujeres. La tolerancia machista conspira contra la esperanza socialista y revolucionaria.
Ser un revolucionario implica asumir una nueva masculinidad, apartada de las pruebas machistas del patriarcado. Compartir y respetar las luchas emancipadoras de las mujeres en todos los espacios sociales y sobre todo en el hogar, lugar de opresión y escenario de múltiples violencias. Implica derrotar la violencia asumiendo el control de las emociones, profundizando la conciencia de género, y construir nuevas relaciones con las mujeres de su entorno. Saber buscar ayuda cuando ésta irrumpe. Compartir los roles domésticos para construir una equitativa división de la trabajo reproductivo. Pretender ser revolucionario y no comprender las luchas de las mujeres por sus derechos es una contradicción insalvable. Uno que alardee de serlo y a la vez es violento es un bochorno y una vergüenza colectiva, pero no un revolucionario. Una verdadera actitud revolucionaria no puede ser cómplice de la violencia machista, tampoco homófoba, menos misógina.
Esto se aplica también al reconocimiento como héroes. Es un héroe el que ha alcanzado una meta excepcional con un comportamiento excepcional. No es posible ser héroe en el ámbito público y en el hogar ser un patán, menos aún si es un portador de una violencia machista tan letal que muta en delincuente. Nadie es perfecto, pero saltar a la fama con el femicidio de la esposa, madre de sus hijos, el maltrato físico a la propia progenitora y otras violencias machistas no podrán retirar las copas, ni borrar los triunfos alcanzados pero si retirar el titulo de héroe en una revolución socialista. El titulo de campeón mundial se lo ganó en el ring, el de héroe en una revolución no, esto una contradicción insalvable. La lucha por la igualdad y equidad de género es inseparable de todas las demás luchas emancipadoras. No existe un socialismo posible sin la emancipación de las mujeres, la erradicación de las discriminaciones y opresiones de género. Los machistas no son revolucionarios, ni son héroes los agresores sexistas.
Muchos compañeros y compañeras, hombres y mujeres públicos/as, se autodenominan revolucionarios/as, porque son militantes socialistas, comunistas, funcionarios/as, activistas de movimientos o seguidores/as del presidente. Comprender su rol, participar de los cambios, tomar posición en estos temas sensibles al género, a las mujeres, a la sexo- diversidad es una dura prueba a su autoimagen y su auto-concepto. El protagonismo es otro mal, resabio de actitud egótica patriarcal, que empaña este proceso. Egos sobrealimentados por el poder, miopes o ciegos a las transformaciones personales que una transformación social impone. El asunto ético-moral que la complicidad machista revela en ellos, y veces o en algunas femenarcas,[i] comporta una asignatura pendiente. El machismo está desfigurando a los revolucionarios y colocándolos al par de sus homónimos opositores. Solo la franelas y las auto-denominaciones los distinguen en el tema que donde todos están aplazados.
Las revoluciones no se decretan, se construyen con el esfuerzo de inteligencias libres de prejuicios sexistas, de paranoias y megalomanías ególatras, sensibles a los dramas de las humanas, que aceptan el riesgo social y el conflicto personal de asumir una posición, un compromiso, sumar esfuerzos, sumergirse en el caudal revolucionario conscientes de su aporte, y encontrar la propia revolución en su vida cotidiana.
Sin el aporte de las mujeres no hay revoluciones. Sin transformación del orden patriarcal tampoco socialismo.
Sin feminismo no hay revolución.
[i]Femenarca denomina a las mujeres que actúan de forma autoritaria con actitudes patriarcales.